Manuela es peluquera y conoce la profesión en profundidad; trajo a su hija Saray al programa PCPI porque estaba “muy atascada” en los estudios y aunque lo había intentado en varios centros no había forma de sacar la ESO. Hoy está cursando el primer curso del Ciclo de Grado Medio y tiene claro que cuando termine seguirá especializándose. Tanto ella como su madre ven el futuro mucho más claro, saben que el negocio familiar le está esperando. Así nos lo cuentan.
“Ella había dejado muy colgados los estudios y nos hablaron del programa PCPI”, nos dice Manuela, “Nos dijeron que podían desarrollar los estudios de otra manera, dado la edad que tenía, pero no sabíamos gran cosa. Yo sabía que igual era una forma más fácil a la hora de sacar a los chavales adelante aunque pensaba que iba a ser complicado, pero los resultados fueron positivos.”
Una vez superada la ESO Saray nos comenta con humor lo difícil que lo veía: “Yo creía que la ESO nunca se iba a acabar, que iba a pasar por otros tantos colegios más para intentar sacármelo…porque veía que no podía y me veía con 30 años sin la ESO. Me parecía imposible. “
Ahora le gusta su nuevo estatus: “mis amigas son también peluqueras; pero antes era yo la que iba más atrasada, la que no podía, y ahora soy yo la que estoy tirando de ellas, la que les animo para que sigan”. “Una vez de que termine el Ciclo de Grado Medio, quiero hacer más cosas, caracterización, body painting, no sé.”
Para Manuela, la clave de la nueva situación ha sido el profesorado del Centro de Peluquería Fernando: “Les aportan una seguridad increíble a estos chavales, porque ellos vienen que no quieren estudiar, vienen un poco retorcidos…”
“…vienen como yo, muy revoltosas, apunta Saray con desparpajo, pero las profesoras me ayudaron mucho.”
Manuela lo tiene claro: “los chavales tienen un apoyo incondicional en las profesoras y eso es muy importante para ellos porque tienen que empujarlos mucho. Es una parte fundamental el tesón que ponen hacia ellos. Yo estoy encantada con el trabajo que han hecho con mi hija porque ella venía obtusa y, bueno, ha costado pero ha sido muy positivo.”
“Ella es muy insegura y si no logra el objetivo enseguida tira la toalla. Hay que estar continuamente detrás, que puedes, venga, reforzándola… luego la recompensa llega cuando ves que cumple el objetivo de haber sacado la ESO que parecía imposible, que ahora está en grado medio y con perspectiva de continuar estudiando…”
“Ahora no tiene nada que ver. Este curso ha aprobado todo con muy buenas notas. Para ella sacar sobresalientes ha sido un espectáculo. Yo pensaba que estaba copiando porque no me lo creía… y ahora saca unas notazas… Está en su punto. Y eso que ahora es materia profesional, es más duro, pero es lo que le gusta, porque es su futuro. Ahora se lo está planteando muy bien.”
Saray toma la palabra: “Si, estoy muy contenta, me gustaba la peluquería de siempre, es lo que me gusta”.
Manuela la valora muy positivamente como profesional: “La he visto muy resuelta en la peluquería, muy creativa, le bailan solas las manos… lo que pasa es que tiene que modular su carácter y ahí estamos. Era yo la que no quería que siguiera con la profesión, no tenía confianza porque se que es muy duro; te tiene que gustar mucho y son muchas horas. Pero también tiene un buen respaldo porque tiene el negocio detrás esperándole. Por eso es fundamental que saque el curso y que tire para delante. Hemos conseguido la ESO y ahora a lucharlo”.
Sobre trabajar juntas lo tienen claro y nos dicen entre risas: “Imposible, porque somos incompatibles”, dice Manuela, “yo soy muy disciplinada, muy ordenada y ella lo de las normas y lo reglado no le va nada”.
Le preguntamos a Saray, ¿Y que le dirías a alguien que esté en tu anterior situación? “Le diría que venga, sin dudarlo, que merece la pena”.